Este sábado pasado tuvimos la suerte de escuchar un testimonio precioso de Ana Madurga. Nos explicó cómo había transcurrido su vida a lo largo de estos 65 años. Ella es aragonesa, de una familia católica de siete hermanos en la que ocupa el quinto puesto. Tuvo una infancia muy feliz pero entró en la adolescencia con una desilusión por la vida, buscando el afecto en las personas, en las cosas,…sin rumbo. Durante ese tiempo, vivo una tristeza profunda en la que no sabía para qué vivía. Pero un día, haciendo canguro a unos niños, la mamá de ellos le ofreció ir a una catequesis que daban en la iglesia. Ella fue y su vida cambió completamente. Escuchó que Dios la amaba profundamente, que la quería tal y como era, siendo muchas veces un desastre. Le predicaron lo más grande: el amor de Dios, que Él había perdido la vida por ella muriendo en la cruz por amor. Esa palabra se la creyó y su vida cambió. Se pudo casar y Dios le regaló el don de la maternidad con 10 hijos. Ella siendo médico, renunció feliz para estar en casa cuidando a sus hijos. Además, le dio un regalo inmenso, a pesar de la tristeza humana, que es una hija enferma de la que murió con cinco años. Toda la familia ha podido experimentar que el cielo existe y que para eso estamos llamados, para vivir eternamente felices en el amor De Dios.
Ahora, lleva cuarenta años de matrimonio felices con veinte nietos.
Está muy agradecida al Señor por ver todas sus maravillas y de ver que diciendo SÍ, como la Virgen, Él y Ella se ocupan de todo!